martes, 20 de noviembre de 2007

Aguirre, Rodolfo. “La Demanda de Clérigos “lenguas” en el Arzobispado de México, 1700-1750

FICHA TÉCNICA No. 2
1. Aguirre, Rodolfo. “La Demanda de Clérigos “lenguas” en el Arzobispado de México, 1700-1750” en Estudios de Historia Novohispana. UNAM, México, 2006.Pp.47-70.
2. Rodolfo Aguirre Salvador, integrante del Centro de Estudios sobre la Universidad (CESU) da Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Trabaja sobre una línea de investigación sobre el estudio de elites clericales en Nueva España, específicamente en el arzobispado de México.
3. Tesis:
El autor señala que los clérigos que conocían algún idioma fueron avocados a comunicarse directamente con los feligreses autóctonos sirviendo como intermediarios en las distintas esferas de gobierno, y a pesar de ser figuras secundarias en la jerarquía del clero secular, subordinadas a los curas titulares, fueron un recurso clerical que facilitó la secularización generalizada de las doctrinas, en manos de os frailes desde el siglo XVI.
Considerar el conocimiento de una lengua como “patrimonio intelectual” del clérigo se convirtió en un estímulo muy importante para la clerecía del arzobispado de México, y una vez realizado el llamado tercer concilio mexicano se recogieron los principales problemas de la evangelización, en el que se propusieron soluciones que fueron retomadas en diferentes etapas históricas, tal como el conocimiento de los idiomas hablados en la Nueva España.
De tal manera que la corona y el clero secular fueron dando pasos necesarios para lograr contar un día con un cuerpo de especialistas en lenguas; y primero se decretó por ley el aprendizaje de las mismas para poder ordenarse y ganar un curato de indios y posteriormente, se crearon las cátedras de mexicano y otomí en varias instituciones reconocidas.
Aguirre nos indica que existían tres categorías en el nivel de dominio de las lenguas indígenas, según aplicaban los examinadores nombrados por los arzobispos: quienes contaban con la lengua nativa; quienes la sabían por asistencia a cátedras; y quienes adultos, habían sido enviados con los indios para aprenderla. Existía ventaja para quienes tenían el conocimiento de la lengua, pues era requisito para ordenarse, al igual que comprender, leer y escribir en latín, así como administrar sacramentos y ritual católico.
Para el autor, un factor que continuó favoreciendo el aprendizaje de las lenguas por el clero fue el aumento de la población en las comunidades indígenas del arzobispado. Y ejemplifica con la provincia de Chalco que en 1644 existían 11 mil 600 indios aproximadamente; mientras que 91 años después, la cifra se elevó a 30 mil seiscientos, y 60 años más tarde, los habitantes de esta provincia llegaron a ser casi 51 mil.
También nos da pruebas de que hubo opositores a este propósito sin embargo, la realidad lingüística de la feligresía era más fuerte que todos los planes de las autoridades por uniformar el idioma, y ante ella, el clero en su conjunto se dio a la tarea de darse los instrumentos necesarios para superar la permanente barrera del lenguaje entre el evangelizador y las nuevas generaciones de fieles.
No obstante, el clérigo lengua difícilmente hacía carrera para ascender en la jerarquía eclesiástica, ya que si se compara la formación del alto clero novohispano, son pocos quienes sólo se distinguieron por sus conocimientos lingüísticos. De tal manera que ni en las leyes reales ni en las eclesiásticas se les consideraba como candidatos dignos de tomarse en cuenta, debían conformarse con nombramientos subordinados y de bajos ingresos.
Aunque reconoce que sólo se trata de un primer acercamiento a los problemas sobre la formación y el destino de los clérigos lenguas en el arzobispado de México, destaca el papel de estos como intermediarios entre los indios y los grupos gobernantes de la colonia, como articuladores y canalizadores del descontento social.
4. Fuentes:
Refiere a pocos autores pues señala que existen a la vez hay pocos estudios sobre los clérigos lenguas o la formación lingüística del clero secular en Nueva España, entre ellos Robert Ricard en “La conquista espiritual de México. Ensayo sobre el apostolado y los métodos misioneros de las órdenes mendicantes en la Nueva España, 1523-1572”; además de un artículo de María Bono López, “La política lingüística en la Nueva España” en Anuario Mexicano de Historia del Derecho. En general se apega mucho a historiadores mexicanos como: Leticia Pérez, Pilar Gonzalbo; Margarita Menegus; Enrique Florescano; Manuel Miño y Mariano Cuevas. También sustenta su artículo en documentos como las Reales Cédulas originales, Bienes Nacionales del Archivo General de la Nación.
5. Opinión:
Efectivamente me parece que hay muy poco material sobre el tema de los clérigos lenguas y considero que la participación de los mismos debió ser fundamental para la evangelización, puesto que los feligreses autóctonos tenían la confianza o se identificaban con alguien que entendiera su lengua nativa, pero creo que según lo describe el autor, este tipo de figura en el clero se fue ganando poco a poco su lugar y gracias a la reflexión de la Corona en el sentido de que la lengua es un patrimonio intelectual, se logró hasta implantar cátedras de estos idiomas. Sin embargo, el autor bien podría adentrarse a estudios lingüísticos y a comportamientos de la sociedades, como lo hacen dos importantes historiadores: De Certeau y Luhmann, quienes podría servir de base para llevar un análisis más sociológico de esa época. No me parece un tema muy profundo, aunque él mismo aclara que aún falta más por estudiar.
-o0o-

No hay comentarios: